Son animales buenos y no mienten, su cerebro hace que su rabo se mueva inevitablemente cuando están felices, por lo que no pueden engañar. Tampoco juzgan a las personas, de hecho, en muchas ocasiones actúan mejor que los humanos, nosotros tendemos a dejamos llevar por las apariencias y el perro tiene tanto olfato que cala de lleno a las personas. Dan el cariño que reciben e incluso más, por eso hay que saber cuidarlos bien, ellos también nos cuidan a nosotros cada vez que lo necesitamos.
Cuando decimos que un perro tiene suerte nos referimos a que es un perro tratado con cariño desde el primer momento. Cuando llega a la que será su nueva casa es vital que sea querido y deseado desde el principio. Que se le eduque, pero siempre desde el respeto, también que se interesen por conocerlo cada vez mejor y cuidarlo como se merece.
Cuando quieres mucho a tu amigo peludo intentas, de la manera que mejor sabes, que sea feliz y que tenga todo lo que necesite. Lo normal es hacerte muchas preguntas, ¿cuánto debería pesar para su raza?, ¿qué comida le sentará mejor?, ¿le gustará este juego?, ¿le gustará más este parque que el otro?, si te haces este tipo de preguntas habitualmente es porque quieres cuidarlo, que se sienta bien y que viva feliz a tu lado. Los perros nos devuelven en forma de cariño todo lo que hacemos por ellos, están ahí siempre que los necesitamos, nos escuchan y sienten el amor que sentimos por ellos, pero esto nunca hay que darlo por hecho, el amor hay que ganárselo y para ello tenemos que ser muy conscientes de sus necesidades y muy responsables con su tenencia.